Y bueno... ¿qué hago aquí? ¿A qué extraños caprichos obedecen mi mente loca? ¿mis aladas ganas? Un hombre que a ratos me ha seguido entre las tiendas del aeropuerto, ahora me observa, creo que “me espía”. Tiene un extraño, sorprendente parecido con E., seguramente es musulmán, aquí desde luego abundan, incluso tienen los recintos de oración distribuidos en todas las alas y áreas de este hermoso espacio.
Pero regreso al principio... ¿qué hago aquí? En Kuala Lumpur, frente a un insólito jardín en medio de un aeropuerto con techo de cristal por donde se mira el cielo y se filtra una luz solar sutil y maravillosa.
Experimento “inside” una apremiante ansiedad, lo que está por acontecer... lo que espero y no espero, pero... ¡qué hago aquí!, entre lenguas y personas tan extrañas y diversas, a las que de pronto ni siquiera presto atención.
El hombre se asoma desde el otro lado del stand de café en el que me lo topé hace rato. El parecido es increíble. No me asusta, hay mucha gente, pero tiene unos ojos oscuros, como todo él pues, penetrantes e insistentes; ya quiero que se vaya (¿quiero que se vaya?). Parece que alguien me ha oído, ahora llaman por el altavoz, se asoma de nuevo, se va a volar...
Parece tan fácil darle de pronto un giro total a la vida... Aquí o allá, quedarse con alguien en cualquier lado, en otro mundo, no lo sé; parece cualquier cosa y finalmente creo que así es... Parece tan fácil... sólo nos salva ser un horroroso animal de costumbres. Parece tan fácil... el vietnamita de París, el árabe que me seguía en Bangkok...y ¡tras! Un giro, otro mundo... y sin embargo, seguimos aquí, siendo nosotros, aferrados a la identidad construida. Y aquí estoy, jugando a que miro el otro lado sin nunca atreverme a pasar...
PD La foto es mía
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