La memoria, un recuerdo, lo que nunca ha existido... Y la impaciencia.
Te
pido abrir mis muslos
cubriéndome
de peces,
resbalando
hecho espuma,
miel
espesa y delirante;
te
pido descubrir la sima,
ígnota prisionera,
con
yemas húmedas,
y
delicadas, luego
untuosas
e irrefrenables,
que
suavicen entrañas
y
temores,
que
exacerben el deseo;
te
pido invadir mi boca,
círcundándola
de
savia y de sabores,
de
tormentas haladas
con tu lengua,
mientras el río,
mis jardines,
se
cubren con la luna y
bulle la impaciencia... ©
Sara Elena©
PD: La foto es el río Creuse, en Aubusson, y es mía©
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